Una exposición continuada
a un ambiente ruidoso provoca alteraciones psicológicas como irritabilidad,
fatiga, cambios de humor, pérdida de ilusión, depresión, pérdida de deseo
sexual, síntomas que si persisten en el tiempo pueden devenir en trastornos
graves.
"Cuando una persona está expuesta al
ruido durante mucho tiempo desarrolla lo que se denomina 'síndrome de anticipación', que es que comienza a
encontrarse mal ya el jueves o el miércoles, pensando en lo que le espera el
fin de semana, ampliando el malestar y agravando el problema", explica el
psicólogo Jesús Calvo, presidente de la Federación de Asociaciones para el
Respeto Social y Urbano de Castilla y León.
Pero las
consecuencias de vivir expuesto al ruido no son exclusivamente psicológicas, ya
que según un estudio que realizado por el Centro de Investigaciones de la
Comisión Europea (JRC) y la Agencia Europea de Medioambiente (EEA), el ruido es
el factor medioambiental más dañino para la salud después de la contaminación
del aire.
En este sentido, los
científicos alertan que el ruido puede acortar nuestra vida.
La exposición al
ruido también nos hace perder audición y aumenta el riesgo de
padecer enfermedades cardiovasculares como hipertensión, angina de pecho o
infarto de miocardio. Es especialmente perjudicial para los niños porque les
provoca falta de concentración, bajo rendimiento escolar, retraso en el
aprendizaje e incomunicación.
Cuando la exposición
a la agresión acústica persiste en el tiempo, ésta tiene efecto
"acumulativo" puesto que va quedando una impronta en
el cerebro.
No obstante, todos
estos síntomas desaparecen con mayor o menor rapidez cuando cesa el tiempo e
intensidad de la exposición al ruido.
Dr. Gerardo Axel Hernandez Gonzalez
Medico Cirujano y Partero U. de G.
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