A los movimientos
involuntarios de los músculos de alguna parte del cuerpo se les denomina
distonías y son producto de una alteración del sistema nervioso. Se caracterizan
por espamos musculares
involuntarios que producen deformaciones o posturas anormales. Es el exceso o falta de tono
muscular lo que origina las contracciones y da lugar a torsiones o temblores
parecidos a un tic.
Aunque el 80 por ciento de las distonías no tienen una causa definida,
algunas de ellas están asociadas a la ansiedad o son resultado de una situación
disparadora: una discusión, un asalto, un susto. También la depresión puede
detonar los síntomas y pueden ser generados por estados emocionales, así como
aumentar o disminuir con la relajación.
Si bien los movimientos son continuos, generalmente desaparecen durante el
sueño.
LAS DISTONÍAS SE PUEDEN
CLASIFICAR EN CUATRO CATEGORÍAS:
1. Focal: afecta
sólo a un grupo muscular.
2. Multifocal: afecta
a dos o más partes del cuerpo.
3. Hemidistonía: afecta
a la mitad del cuerpo.
4. Generalizada: al
menos una o las dos piernas, más otra región del cuerpo se ven afectadas.
La distonía es cuestión de
herencia sobre todo en familias judías Askenázicas y en algunas no
judías, y se transmite de manera auto somática (cada niño que tiene un padre o
madre con un gen anormal tiene un 50 por ciento de posibilidad de heredar ese
gen).
La severidad de la enfermedad puede variar dentro de una misma familia, por
ejemplo, la madre afectada puede tener una distonía focal, uno de sus hijos
puede tener una distonía generalizada, mientras que otro puede tener una distonía multifocal.
Una de las distonías más comunes es el blefaroespasmo, que es una contracción anormal de los párpados
intermitente o sostenida. Toma su nombre de la palabra griega blefaro que
significa párpado y de espasmo, que denota una contracción involuntaria del
músculo.
Hay dos tipos de
blefaroespasmo, el primario para el cual no existe una causa determinada
y uno más llamado el secundario causado por un golpe o lesión. En la mayoría de
los casos los pacientes presentan el primario.
Entre los síntomas se cuentan:
sensación de ardor, parpadeo rápido y frecuente, por lo que es normal que los
pacientes acudan al oculista. Pasado el tiempo, el parpadeo se puede hacer
sostenido y llegar a interferir con actividades cotidianas como comer o
escribir. Llegan incluso a no poder cerrar el ojo y a no ver bien. De acuerdo
con los especialistas, el parpadeo intermitente se puede presentar ante
cualquier situación, pero se incrementa al conversar, lo que ocasiona que el
afectado se sienta mal, se enoje y con ello altere su estado de ánimo,
provocando que se deprima o se ponga más ansioso, lo cual empeora el parpadeo.
¿Qué debes hacer ante un diagnóstico de distonía?
Lo primero es consultar a un
neurólogo que sea experto en desórdenes de los movimientos quien
determinará qué tipo de distonía tienes. Será necesario revisar tu árbol
genealógico buscando antecedentes. Aún el más simple “cuello torcido”
(tortícolis) debe ser tomado en cuenta, así como cualquier tipo de temblor.
Después se determinará la
terapia médica a seguir. Hay muchos medicamentos en el mercado para
tratar el problema que pueden ser tomados o inyectados. También se puede
considerar la cirugía cuando los pacientes ya no son más receptivos a otros
tratamientos. Debe tomarse en cuenta que la cirugía puede perder su efecto a
través de los años, pero puede posiblemente proporcionar algún alivio.
Tu actitud hacia la enfermedad será algo determinante para
sobrellevarla. Es natural que cuando conozcas la naturaleza del padecimiento
pases por varias etapas para aceptarla. Puedes encontrar ayuda aprendiendo de
otras personas que padecen la misma enfermedad.
Dra. Wendy Noemí López Álvarez.
Medico Easycard
No hay comentarios:
Publicar un comentario